domingo, 19 de diciembre de 2010

El Amor de Ella

(Dedicado a Tefa Zárate)


(Pensamientos de un suicida)

No sé si fue cuando la vi besándose con ese imbécil. Pero fue entonces el momento en que fui consciente de lo enamorado que estaba. Los celos, dicen, son un síntoma claro de enamoramiento. Yo pienso que son demasiado ambiguos. ¿Por qué no pensar en que los celos fueron producto de mi preocupación por ella, mi mejor amiga? En todo caso, sean o no los celos un síntoma de mi enamoramiento por ella, mi mejor amiga, ellos no fueron la causa de mi estupefacción. ¿Qué fue entonces? La maldita confianza construida va en contra de la contemplación de lo bello. ¿Y qué es el amor si no eso? Como decía Platón, la búsqueda de la belleza (tal y como la consideremos, no importa). Pero al conocerla completamente supe todos sus errores, sus defectos. ¿Cómo podía encontrar belleza en ella, mi mejor amiga?

Quizás era su risa. Pero no. Tiene risa de retrasada. ¿Qué es? ¡Mierda! Hago introspección y siento que la amo más. Analizo, me refuto y la emoción crece. Cierro mis ojos. Me tiro al vacío en un puente. Y siento en el estómago el corazón de ella (y de paso siento sus senos en mis manos). ¿Y si le digo que vayamos a un motel? ¡No! Por Dios, es ella. No puedo sentir ganas de tener sexo por ella. ¿Qué es entonces? Es algo más profundo, más metafísico. Eso me asusta. Tengo el revólver en mis manos. Lo dejo, me sudan las putas manos. ¡Las manos! Como cuando ella toma las mías para cruzar la calle, cuidándome.

Diez vasos de agua. ¡Perfecto! En unos minutos iré a mear como un perro. Sólo por pensar en ella. Por intentar sacarla de mi cabeza en mis orines. Por intentar desdibujar su rostro en los riñones. Anoche cuando estábamos sé que le dio rabia. Cuando besé a la otra. Sí, sé que le dio rabia, como me dio a mí cuando la vi besándose con el imbécil. Pero eso fue peor. Ahora sé que es recíproco. Ahora sé que es amor. Pero las condiciones de satisfacción son completamente nulas, vacías. Mi corazón grita, mi corazón susurra. Los detalles se vuelven ahora realmente importantes. Calma… calma…

¿Busco un beso? ¿Aunque sea uno? O el revólver. O el beso y el revólver. No seas paranoico me dice una voz en la cabeza, susurrándome, mientras mi corazón me grita pidiéndome que me masturbe. El revólver hacia ella. ¡Eso es! Llegará en unos minutos. ¿Y después qué? ¡Ni mierda! Nada pasará… seguirá igual todo. Entonces tendré que dirigir el revólver hacia mi propia cabeza, mi cabeza que susurra, creyéndose inteligente cuando no es más que una puta pobre. ¡No! En mi pecho. Eso es, dirijo el revólver hacia el pecho para evitar que mi corazón grite, mi corazón que es noble aunque se haya entregado a mil mujeres. No lo sé. Pero el revólver debo dirigirlo hacia mí, no hacia ella, mi mejor amiga. Ahora mismo. ¡Cállate cabeza de mierda! Siempre he seguido tus consejos y mira donde estoy. Te destrozaré y dejaré que mi corazón grite y me pida que masturbe mis neuronas. Lo hago porque justo ella, mi mejor amiga, me dio el consejo más sabio de la vida. No sigas los dictámenes de tu razón, porque ella le tiene envidia a lo que sientes. Por eso la amo, ésa es la causa. Por eso es mi mejor amiga, ella. Por eso ella, sí, mi madre, siempre fue mi mejor amiga.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Que buen escrito!!!! definitivamente cada día sorprendes más!!!

angelika bonilla dijo...

wow que buen final..