viernes, 22 de agosto de 2008
De cómo Parménides tenía razón...
En la sala. Hacía mucho frío. No tenía mucho trabajo. Decido tomar un tinto. Está igualmente frío. Lo acabo rápido. No había nada qué hacer. Ya estaba sentado en el sofá. Siete personas conmigo, entre las cuales ella. Tuve que escuchar. Nada cambia. Su postura... sus ansias de llamar la atención. Su excelente oratoria a la hora de desprestigiar a las mujeres para implícitamente hablar bien de ella misma. Su ego insatisfecho... igualmente insatisfecho. Ha pasado mucho tiempo. Nada cambia, nada fluye. Los mismo chistes, los mismos comentarios. Los mismo movimientos... qué aburrido. Tomo una papeleta de azúcar y me la echo a la boca. Otra papeleta, otra más. No sé cuantas tomé. ¿Lástima? Tal vez... sí, tal vez esa fue mi sensación. Pobre, detrás de su risa estridente debe haber la misma esquizofrenia de siempre. Las mismas ansias de estar en medio del mundo clamando piedad... a ese mundo que odia, porque todo él, es mejor que ella... también al verla sentí ganas de subir su falda y acostarme con ella... Nada cambia
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8 comentarios:
(Justificación N°2). ¡Que viva la inmanente, eterna, infinita e inmovible bestialidad de los hombres!
Bestialidad, bestialidad. Intuyo que se trata precisamente de un problema de "Bestia"lidad. ¿Me equivoco acaso estimado condiscípulo?
Se trata precísamente de eso, de una "bestia"lidad ajajjajaja
Lo sabía!!! este post es toda un bestialidad jejeje
Abajo Parménides!!! (no yo no escribí el graffiti del departamento)
por qué las mujeres se ofenden con este post?? hablo sólo de una entre todo el conjunto!
me encantó esta joda!!! jejee me gusta mucho como escribes angelito!!!
me encantó esta joda!!! jejee me gusta mucho como escribes angelito!!!
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