martes, 8 de julio de 2008

Misión Casi-que-Imposible

Al cerrar los ojos y advertir que los otros tres se habían callado y estando dispuesto ya para dormir, el joven A.... suspiró y dejó dibujar en su rostro una leve sonrisa. Cuando se separó de sus amigos en el metro, las esperanzas de que algo iba a suceder eran casi nulas. A.... había buscado a la señorita D.... de diversas maneras y casi nunca logró comunicarse con ella. Los momentos que tenían para hablar eran fugaces y por eso mismo irrelevantes para los motivos del joven A.... .

Era la última noche, "¿cómo pasar por aquella ciudad sin acostarse con una mujer?", pensaba el joven A.... En el metro, sin embargo, parecía resignado. Espero hasta la última estación y comenzó a caminar por las calles con un paso más bien lento reflexionando sobre lo que para él podría llegar a significar esa semana en la que casi no durmió.

Pronto llegó a casa del señor E..., quien muy amablemente lo recibió con una botella de trago típico de aquella región. Tomaron, hablaron y recordaron anécdotas, pues ya hacía mucho tiempo no se hablaban. El tiempo pasaba y los cigarrillos y el trago iban desapareciendo. Cuando se acabó por completo el alcohol, bajaron en busca de una cerveza. En un descuido del señor E... el joven A... se comunicó con la señorita D... ya con resignación.

Diez minutos después de la llamada, A... iba en un taxi para recoger y re-coger a la señorita D... en las puertas del supermercado donde trabajaba. Era la última noche, al otro día tomaba ciaje a las 7:30. No había tiempo y sin embargo él quería que todo fuera más despacio. Pensó en eso unos segundos, pero se lo adjudicó a su leve estado de embriaguez. Preocupaba otra cuestión. El señor A... no recordaba el rostro de la señorita D... sino apenas sus senos, esos que aferraba a su pecho dos noches antes al bailar. Sabía su nombre y recordaba que ella le había dicho que quería ser monja. - ¿Estará lo suficientemente guapa para inveritr en ella tiempo?- decía A... para sí mismo.

El taxi llegó al lugary A... pensó que D... era más que suficientemente guapa para invertir no sólo tiempo sino también dinero. -Sube- le dijo A... con un tono un tano altivo. Al subir D... besó la mejilla de A... de tal modo que alcanzó a rozar sus labios. Angel la abrazó y sin dudarlo la besó intensamente. Se miraron a los ojos, se rieron y luego se besaron como animales hasta llegar a la 70.

La botella de que pidieron en el bar no era necesaria. Tomaron apenas dos copas cada uno, pero ambos sabían que no había tiempo, y A... a su vez, quería ir muy despacio. Llevaron la botella en el bolso de la señorita D... y salieron por otro taxi con rumbo a algón motel. En el nuevo taxi se besaron también como animales, casi no se conocían la voz, de hecho casi no se conocían. Ambos querían hacerlo, pero en un sentido muy particular. Al subir las escaleras, ella paró, lo miró y le dijo: -¿Qué está pasando? Todo ha sido tan rápido y nisiquiera había notado lo bello de tus ojos"- A... la miró, sonrió y le respondió: - yo tampoco había notado lo bello de tus ojos, siempre había notado lo bello de tus senos". Ella respondió con un beso. Al entrar se desahogaron, como si lo encesitaran por alguna extraña razón. No querían parar, pasaron varias horas. A... y D... se entregaron el uno al otro como si jamás se volvieran a ver, como si estuvieran despidiendo al amor de sus vidas para siempre, a pesar de que se estaban apenas despidiendo un par de desconocidos.

Al llegar al hotel, C... abrió la puerta de la habitación. A.. le dijo: -Lo siento C... mi cuerpo huele a amor. Todos rieron, comentaron algunas palabras mientras molestaban a A... . Al cerrar los ojos y advertir que los otros tres se habían callado y estando dispuesto ya para dormir, el joven A.... suspiró y dejó dibujar en su rostro una leve sonrisa. En una hora tomaba el viaje de regreso.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando supe que Angel había pasado la penúltima noche en el hotel, pensé que él no había podido cumplir sus metas ni las iba a poder cumplir..Pero he aquí este glorioso relato, jajaja.

Angel dijo...

jajajaja

Fejamode dijo...

Buena esa mensajero de Dios...! El sabor de la victoria!

Angel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Y al fin de q color eran los ojos de la señorita D...?

Diego dijo...

¡tanta filigrana para contar lo que bien se puede contar en cinco líneas! Parece hegeliano.

Angel dijo...

claro que no, de hecho me quedé corto!

Anónimo dijo...

De acuerdo con Angel, el sabor de esto está en los porno-detalles!!!

Anónimo dijo...

"pornodetalles". hahaha.