martes, 10 de junio de 2008

CARTA A MI HERMANO




Desnucadero (uno de los tantos), 10 de junio de 2008

DE LA ROSCA A LA HERMANDAD: 61 DÍAS DE MIERDA Y 266,666666666666666666666666666667 DE AMISTAD
-Carta inédita de Sir. Cabellero Legan a Sir. Caballero Ilomak -

¿Cuánto tiempo real caga uno en 8 años? Hagamos un pequeño análisis: supongamos que promedio cagamos tres veces al día con una duración de diez minutos aproximadamente —insertando allí el tiempo en que uno se demora mirando el techo, la pared, o nos rascamos las pelotas a la vez que estamos pensando en cualquier cosa mientras nos desocupamos poco a poco—. Esto nos da como resultado 30 minutos promedio de cagar al día. Multiplicando tal tiempo por los 365 días que tiene el año, tenemos como resultado que cada año invertimos en el baño alrededor de 10950 minutos, que es lo mismo que 182 horas y media al año. Multipliquemos ahora esto por los 8 años en mención y tendremos 1460 horas. Si tenemos en cuenta que en 8 años hay dos bisiestos entonces el cálculo más exacto que podemos hacer para medir el tiempo de cagar en 8 años es de 1461 horas o, lo que es lo mismo 60.875 días. Sumemos a esto algún estreñimiento, diarrea o “pajaso” y digamos que son 61 días sentado en el inodoro los que usted ha dedicado a tan importante labor —no sólo, se puede decir, desde el punto de vista biológico, sino también desde un punto de vista filosófico, teniendo en cuenta que las mejores ideas se elaboran muchas veces a la par de la mierda—.

No sé si lo habrá notado, pero ése es el tiempo aproximado que usted ha gastado en dedicarse a la ingente labor de “devolver las atenciones”. Ahora bien, a usted, honorable Sir. Caballero Ilomak, editor de la cartilla Cuquito: “el ABC de la natación”, quisiera recordarle que nos conocimos en el año 2001, lo que implica que de los 8 años que he venido analizando anteriormente, usted ha compartido una tremenda cantidad de tiempo conmigo. Haré el análisis de los años 2002 y 2003, años en los que tuvimos el privilegio de luchar bajo el mando del honorable Guauxto 10, el Emperdador Car Car, los gobernadores Melvin y Alón, y donde peleamos tres de las más importantes batallas que hemos logrado, a saber, “El orgásmico final de la Comarca Aclux”, “El fin de las panteras de la tierra” y la pelea contra el Rosal y el Trombón, más conocida como “La Iliada”. Pues bien, recuerde que durante esos años compartimos alrededor de 8 horas diarias —sin contar, claro, las tertulias inolvidables en la cueva de Chila—. Ahora bien, es evidente que no nos vimos todos los días, sino que el calendario de ese entonces nos aseguraba al menos 10 meses. Si además restamos a esto los fines de semana —omitiendo que los sábados era un día en el que de todas formas nos veíamos o nos comunicábamos vía tasa-telité—, tenemos entonces que el tiempo aproximado de lucha que teníamos juntos era alrededor de 200 días (o, lo que es lo mismo, cinco días por semana). Multiplicando esta cantidad por las 8 horas en cuestión, tenemos un tiempo de 1600 horas que, divididas por el número de horas que tiene un día, equivaldría a 66,666666666666666666666666666667 días en dos años.

Esto demuestra que usted, en 2 años, me ha dedicado 5 días y medio más, que el tiempo que ha invertido en cagar durante el lapso de 8 años. Si hacemos la comparación lineal, usted habría compartido conmigo 266,666666666666666666666666666667 días en estos 8 años de amistad, lo que equivale a 4 veces más de lo que usted ha invertido en cagar. Es lindo saber que soy para usted 4 veces más importante que ir al baño. Es un motivo que a cualquiera, teniendo en cuanta que usted es el honorable Lobo, llenaría de orgullo y satisfacción.

Pero no me siento orgulloso de usted simplemente porque ha invertido sólo la cuarta parte en cagar de lo que ha invertido en estar a mi lado. Es motivo de orgullo saber que siempre puedo contar con usted, que usted es mi hermano y que, si algún día me preguntaran a quien aprecio y quiero realmente, ése, sin duda alguna, sería usted.

En efecto, cuenta la leyenda que una noche cualquiera, dos hombres cruzaron sus miradas y, en un instinto que puede interpretarse como la premonición de una gran historia, se hicieron roscas mutuamente. Ninguno se ofendió, sino que ambos personajes procedieron simultáneamente a realizar el tipo de roscas más absurdas y de diferentes tipos. Fue así como empezó todo. Tal unión se consolidó lavando unas medias mientras todos dormían. En ese momento, ambos personajes descubrieron que la ley de los indiscernibles de Leibniz no funcionaba, pues en tal instante Lacar I y Niferji —no lo bruja— no se podían distinguir y tenían la misma referencia.

Cómo olvidar el momento en que la leyenda se convirtió en una narración épica. El gran Lobo de la Montaña se convertía en el campeón mundial de Oratoria. Se dice que su discurso fue impecable. Lo hizo sin zapatos, sin medias, sin camiseta, de pie sobre un trampolín que estaba más o menos a metro y medio de una piscina llena de lava y orines. El lugar estaba lleno. El discurso emitido por el gran Sir. Caballero Ilomak, aunque no estoy seguro de esto, versó sobre la Revolución Francesa. La historia inédita y no revelada cuenta que Sir. Caballero Legan le había dicho en qué consistía, porque el gran Lobo no tenía ni puta idea.

Al siguiente día ambos tuvieron el honor de levantar las banderas de las diversas monarquías de las que pronto nos apoderaríamos. Lo curioso del asunto fue que, mientras se entonaban los himnos, las banderas se cayeron. Ambos personajes se miraron mutuamente, y aunque no se escuchó ninguna emisión, ambos pensaron “juaaaa” como indicio de algo vital en la vida de los Sir. Caballeros nadadores: las panteras.

No se sabe con exactitud dónde nació el predicado “pantera”; sin embargo, de lo que sí se tiene certeza es de que la extensión de tal predicado fue ampliándose día tras día de forma tal, que los Sir. Caballeros Nadadores se dedicaron a la tarea de luchar contra las panteras a través de la búsqueda de un eslabón perdido: la inmunidad. ¿Cómo ser inmune? Tal fue la pregunta que durante mucho tiempo los grandiosos Ilomak y Legan trataron de responder. Hoy, sin duda, somos inmunes, mas eso no le quita nada de importancia a la historia narrada en esta epístola. La cara de absorto absoluto que usted tuvo al saber que había sido enlistado conmigo en las filas de Guauxto 10 no se puede olvidar. Mucho menos la mirada de culo con pelos que le propinó a Sir Caballero Juliano que estaba atrás de mí (tal personaje que sin duda es importante en esta narración, no sólo por ser conocido como el destructor de Tuguancó y sus destrezas con el MiniBum, sino que por mucho tiempo, los arqueólogos e investigadores creyeron que tal personaje era el tercer Sir. Caballero).

No puede quedar fuera de mi memoria el hecho de que usted fue la única persona que se enteró de lo sucedido en el Campanario Sagrado (…) en la famosa velada en donde usted halló a la Baronesa, la cual, en la disputa de Viserta, lo alivió con caricias, remedios, besos, y quién sabe si con algo más (¿por qué nunca pude encontrarlo a usted en una situación parecida a la del campanario sagrado?).

Luego vinieron los viajes fantásticos a la tierra de Conde y Termiator, episodios casi inescrutables por lo apócrifo de las situaciones. Se sabe que ambos personajes, a media noche, se metieron a duchas distintas y cantaban muy duro. De tales viajes se sabe que los superhéroes lucharon contra las vetes, encabezadas por Miralomas, en lugar llamado Blue. En tales viajes se empezó a notar que tanto Sir. Caballero Ilomak como Sir. Caballero Legan, habitaban un paradigma que ningún otro podía compartir. En efecto, ellos dos, sin procurárselo, veían cosas que nadie más veía, v.g., el geopolítico bailando streaptease.

Innumerables son las anécdotas, tantas, que sólo pueden ser comparadas con lo significativas de las mismas, hasta el punto que hoy puedo decir que usted es mi hermano, ¡mi conciencia! Vale la pena recordar algunos episodios que bien pueden narrarse en la literatura con los siguientes títulos: “Lepidopterología en Colombia”, “Marica, camine pa’ la Paz”, “Ilian, la depredadora”, “Tengo una pregunta para Angel Rivera”, “Violencia Intra y Extra familiar: Ivonne, la hermana de Ivonne y la mejor amiga de la hermana de Ivonne”, “Sé qué hay en tus ojos con sólo mirar: una aproximación a las togas”, “Señor periodista”, “Las roscas de Jairo Osorio”, “Furia oriental”, “¿Cómo puede despincharse un Renault 4?”, “Amo a Jennifer: confesiones absurdas”, “La Bufona y Atenia: un problema de percepción”, “Análisis hermenéutico y giro lingüístico: del Dasain a la puta ahí”, “Problemas adicionales de la percepción: Milo y Melo Caramelo”, “¿Quién tiene más cara de perro?: una aproximación estadística”, “Sabor a mí y cómo Ilomak se convirtió en profesor de flauta”, “Prueba empírica de la inexistencia de la amistad en las mujeres: Mariana y Paola Andrea, un caso paradigmático”, “La increíble y triste historia del capitán Clítor”, “Guasa 2004: el mejor gol de todos los tiempos”, “Incontinencia y Vida Religiosa: una visión compatibilista”, “Andrea la gonorrea: un nuevo hito musical” y, por supuesto, “Ilogan, el tercer-único Sir. Caballero”.

¿Quién iba a pensarlo? 266,666666666666666666666666666667 días fueron más que suficientes para que usted fuera mi hermano. Suponiendo que genéticamente fuéramos hermanos, y que fuéramos gemelos —para haber nacido a la par— y sabiendo que el tiempo de gestación de una persona es de nueve meses, tenemos entonces que se necesitan 270 días para un parto. Esto me parece sorprendente, somos más hermanos que un par de gemelos.

Sir. Caballero Ilomak, a quién dirijo esta carta: sepa usted que me siento absolutamente agradecido por todos los momentos compartidos, que puede contar conmigo en las buenas y en las malas, como siempre ha sucedido. Así como usted siempre me ha brindado su hombro en momentos difíciles, cuente con el mío en momentos iguales o peores. Sin duda alguna, los momentos de balceo, aunque no son efímeros, sin duda creo que son menos importantes para la consolidación de esta leyenda que los momentos duros como el estreñimiento (…). Sé que no pasa ahora por la mejor de las situaciones, pero como siempre hemos hecho usted y yo, vamos para adelante, poniéndole la cara a la vida y a sus vicisitudes; sólo así, hemos logrado ser Sir. Caballeros Nadadores, sólo así, hemos podido ser inmunes. Los problemas, vistos desde un tiempo después, son motivo muchas veces de risa (aunque tal vez no dejan de ser melancólicos). Tal vez ahora nuestro enemigo no es una pantera, ni un número indeterminado de las mismas, tal vez ahora nuestra enemiga es la vida misma. Pero antes de que el arpa nos acoja con sus sonidos misteriosos, debemos lograr una nueva victoria.

¿Qué sería todo —para mí— sin un 10 de junio? Sería un motivo más para estar triste. Pero dado que el día en mención es su cumpleaños y, a causa de lo mismo, el día mundial del polvo, es para mí una fecha especial que, sin duda, anhelo que llegue como pretexto de demostrarle una vez más lo que usted significa para mí, es tan chévere como el conejo de los cereales Trix (…). Después de todo lo dicho hasta el momento parece surgir una paradoja: 61 días de mierda vs. 266,666666666666666666666666666667 en los mismos 8 años, ¿cómo si dentro de los 266,666666666666666666666666666667 hemos comido mucha mierda, podemos cagar tan poco? No lo sé, al fin y al cabo lo que es importante para mí es el hecho de que fue más rápido hacerme su hermano (i.e., el tiempo en que se hace una rosca), que el tiempo en que me siento al inodoro y espero hasta cagar. Lo anterior me hace sentir a veces un poco gay (no lo de las roscas, sino lo último, juaaaaaaaaaaaaa).


Fraternalmente (y esto sí que es de verdad),



S.C. Legan, su hermano
2° hombre más perro del mundo